Imagen óptica que muestra la supernova superbrillante ASASSN-18am en las afueras de su galaxia de origen (marcadores verdes). La foto fue tomada 131 días después de la explosión. Fuente: Bose et al., 2021
Las estrellas de más de ocho veces la masa del sol terminan espectacularmente sus vidas como supernovas. Estas supernovas de una estrella se denominan colapsos de núcleos porque sus núcleos densos, principalmente hierro en esta última etapa de su vida, ya no pueden soportar la presión interna de la gravedad y colapsar antes de explotar. Se cree que las supernovas de colapso nuclear, que exhiben fuertes líneas de emisión de hidrógeno atómico, surgen de la explosión de supergigantes rojas, estrellas masivas que han evolucionado más allá de su etapa base de combustión de hidrógeno y mayor radio. Hasta hace poco, los astrónomos creían que estas estrellas permanecían relativamente tranquilas hasta su colapso final, pero se está acumulando evidencia de que en realidad están experimentando una gran pérdida de masa antes de la explosión. En algunos modelos, se emite radiación adicional cuando el lanzador de supernovas se encuentra con estas envolturas de pérdida de masa durante el terremoto, y los cambios en este proceso son responsables de las diferencias observadas en las emisiones de supernovas del núcleo que colapsa.
Durante la última década, se ha identificado una nueva subclase de supernovas llamadas supernovas supernuminosas (SLSNe). En su punto máximo, pueden ser hasta diez veces más brillantes que las supernovas ordinarias y pueden dividirse aproximadamente en dos grupos dependiendo de si emiten emisiones de hidrógeno fuertes o débiles. Algunos SLSNe ricos en hidrógeno no muestran signos de impacto por emisión de proyectiles, lo que, sin embargo, añade complejidad a la imagen. Las supernovas son medidas cosmológicas clave porque son muy brillantes y pueden verse brillando en las primeras épocas del universo; la supernova más distante hasta ahora se remonta a una época sólo unos tres mil millones de años después del Big Bang. Las distancias se determinan de manera confiable comparando el brillo medido y su propio brillo, pero solo si los valores de brillo interno se modelan con precisión. Por lo tanto, los astrónomos están trabajando para explicar todas las diferentes clases y subclases.
El astrónomo de CfA, Emilio Falco, formó parte del equipo de astrónomos que utilizó el proyecto All-Sky Automated Survey for Supernovae (ASAS-SN), que consta de veinticuatro telescopios de todo el mundo, para examinar automáticamente el cielo visible en busca de supernovas. El equipo, siguiendo una fuente única ASASSN-18am (SN2018gk), concluyó que se trata de una supernova rara, luminosa y rica en hidrógeno, pero sin signos de la interacción eyección-envoltura. Los científicos concluyeron que la estrella debe haber tenido solo un ligero viento, solo alrededor de dos diez milésimas de la masa del sol por año (algunas mediciones de rayos X sugieren que puede haber sido incluso más pequeña). Los científicos estiman que la estrella ancestral probablemente tenía una masa entre diecinueve y veintiséis veces la del Sol.
“ASASSN-18am / SN 2018gk: supernova de tipo IIb excesivamente luminosa de un antepasado masivo” se publicó en MNRAS.
Proporcionado por el Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica