Fuente: Pixabay/CC0 Dominio público
Detectar, descargar y recopilar. La tarea aparentemente fácil es encontrar la mejor estrategia para muestrear la superficie de Marte, a unos 290.000 millones de kilómetros de casa.
Probar tecnologías para la exploración de Marte es parte del trabajo diario de Laura Bielenberg, una becaria graduada de la ESA que participa en la campaña Mars Sample Return.
La prueba se lleva a cabo en una recreación del Planeta Rojo llena de rocas en el centro técnico ESTEC de la ESA en Noordwijk, Países Bajos. El apodo de este sitio de prueba es “Mars Yard” y es parte del Laboratorio de Robótica Planetaria.
El tubo es una réplica de los recipientes de muestras que el rover Perseverance de la NASA deja en Marte, sellados herméticamente con valiosas muestras marcianas en su interior. Se llaman RSTA, que es un acrónimo de Returnable Sample Tube Assembly, y parecen sables de luz para la mayoría de las personas en la Tierra.
Laura está explorando estrategias de muestreo, desde la detección autónoma hasta la estimación de la ubicación de los tubos de ensayo en Marte, con un banco de pruebas llamado RABBIT (RAS Bread Boarding In-house Testbed).
El brazo de transferencia de muestras tendrá que cargar tubos desde la superficie marciana para enviarlos a la Tierra. El brazo robótico de la ESA los recogerá del rover Perseverance y posiblemente de otros arrojados por helicópteros de recuperación de muestras como respaldo.
Además de cámaras y sensores, el equipo utiliza redes neuronales para detectar tuberías y estimar su posición. Inspiradas en la forma en que funciona el cerebro humano, las redes neuronales imitan la forma en que las neuronas biológicas se envían señales entre sí.
Proporcionado por la Agencia Espacial Europea